LOS SABORES DEL OTOÑO

LOS SABORES DEL OTOÑO

CAMBIOS OTOÑALES

El otoño, según el Canon de Medicina Interna del Emperador Amarillo, es una época para almacenar recursos, propicia para el reposo, la meditación y la tranquilidad.

Después del equinoccio de otoño (entre el 22 y el 24 de septiembre ) comienza a disminuir el número de horas de luz paulatinamente hasta el solsticio de invierno. Según la medicina china clásica la inestabilidad climática, los cambios bruscos de temperatura, las tormentas, el comienzo del frío… hacen del otoño una época yin, es decir, caracterizada por el frío y oscuridad. El descenso de temperatura y horas de luz promueve el crecimiento y maduración de determinadas plantas. La vitalidad de los árboles se traslada a las raíces y sus hojas se marchitan y caen.

De esta manera, vemos que si hay algo que define al otoño es el movimiento contractivo, de cierre y condensación de la energía de la mayoría de los seres vivos. Se cierran para contrarrestar su entorno yin. Tanto los animales como las plantas ven como su energía se retira de la superficie para resguardarse en el núcleo vital para mantener estable su temperatura y constantes vitales y compensar así la inestabilidad atmosférica.

En otoño, de camino hacia el invierno, llega el momento de atesorar y no malgastar energía. En el canon de medicina interna del emperador amarillo leemos lo siguiente:

“El período de los 3 meses de otoño se llama “apariencia igualada”; la energía del cielo es impaciente y la energía de la tierra es luminosa; conviene acostarse temprano y levantarse temprano con el canto del gallo con voluntad de sosiego y tranquilidad, para suavizar las penalidades del otoño; mantener el espíritu y la energía a salvo de la influencia de los factores perversos del otoño y mantener clara la energía del pulmón, aceptar la energía del otoño es método para conservar la salud.

Si se actúa contrariamente, se lesionará el pulmón y se tendrá tendencia a padecer diarrea debido a glotonería (tiè xiè – diarrea caracterizada por heces líquidas contiendo comida no digerida, acompañada de borborigmos y dolor abdominal) en invierno; esto se llama “escasa entrega a almacenar”. -Nei Jing Sù Wèn Cap. 2.-

Como vemos, los textos clásicos ya nos advierten de que las transformaciones que se dan en otoño nos afectan tanto físicamente como emocionalmente. No hacer caso de los cambios de alimentación necesarios con la nueva estación dará lugar a desequilibrios tanto físicos (resfriados, problemas respiratorios, alergias…) como psicológicos (melancolía, tristeza, falta de ilusión, depresión…). El Nei Jing Su Wen nos habla de glotonería, lo que podría interpretarse como que si al llegar el frío seguimos tomando helados, ensaladas y refrescos, debilitamos el aparato digestivo y estaremos más vulnerables a resfriados y gripes. En definitiva, si sabemos adaptar nuestra dieta y hábitos en otoño nos aseguraremos la salud en invierno y facilitaremos la limpieza natural del organismo.

PULMÓN, INTESTINO GRUESO Y PIEL

En otoño ganan relevancia, según la medicina china clásica, el pulmón e intestino grueso. ¿Por qué? El pulmón y el intestino grueso son órganos que se llaman “emuntorios”, es decir, son órganos que cumplen funciones de intercambio y eliminación. La piel, así mismo, también merece atención porque ésta y las mucosas son las que reflejan el estado de estos dos órganos.

HÁBITOS NOCIVOS

El intestino grueso es un órgano de eliminación fundamental que se ve afectado negativamente debido nuestro estilo de vida moderno: Consumimos pocas verduras y frutas frescas que, a menudo, ni son de temporada ni de cercanía.

  • Productos refinados que no contienen fibra.
  • Proteína animal de mala calidad.
  • Azúcar refinado.
  • Productos lácteos.
  • Estimulantes.
  • Sedentarismo.

En otoño los pulmones son especialmente vulnerables porque las mucosas son sensibles al frío y la humedad. Hay muchos agentes nocivos que las pueden dañar: contaminación, sedentarismo, lácteos, harinas blancas… Estas dos últimas sustancias están especialmente contraindicadas en esta época del año porque favorecen la irritación y la fabricación de moco. Si a ello añadimos la falta de ejercicio, la disminución de horas de luz y las bajas temperaturas, habremos comprado todos los números ganadores de la lotería de resfriados, infecciones o gripes.

Me gustaría dejar claro que un pequeño resfriado en esta época es algo normal debido a que el resfriado y la fiebre forman parte de la estrategia que pone en marcha el cuerpo para limpiarse y depurarse. Sin embargo, si hemos acumulado muchas impurezas y nuestras mucosas y órganos están inflamados, irritados y sucios, los virus y las bacterias verán la oportunidad perfecta para atacar aprovechando nuestra debilidad inmunitaria.

Sin embargo, si mantenemos los intestinos y los pulmones limpios, sanos y fuertes, sin irritaciones podrán asimilar los nutrientes que necesitamos adecuadamente y deshacerse de los residuos adecuadamente. Como resultado, nuestra piel tendrá un aspecto brillante y sano porque reflejará la fortaleza de nuestro sistema inmune y unas mucosas bien hidratadas. Todo ello redundará positivamente en nuestro bienestar emocional porque nos sentiremos más ligeros y concentrados, en lugar de la neblina mental y la pesadez propias de tener unos pulmones e intestinos bloqueados y por los que no fluye el qi.

¿qué sabores son importantes en otoño?

Los sabores crean dinámicas energéticas y esto lo sabían bien en la antigüedad. Afectan a los efluvios y los fluidos corporales. Dirigen el calor o el frío hacia diferentes partes o, por otra parte, humedecen o secan. En esta época otoñal, de camino al invierno son los sabores dulce, ácido y picante.

EL SABOR PICANTE

El sabor picante junto al dulce fortalece el pulmón. El sabor picante estimula la digestión, la circulación de la energía, la sangre y la salida de fluidos. Limpia el exceso de moco y expulsa el gas de los intestinos. Por ejemplo, combinar jengibre con canela es muy bueno para combatir el frío interno. El sabor picante ayuda a activar la circulación de la sangre, liberar obstrucciones y mejorar la función hepática lenta.

FUENTES DE SABOR PICANTE

Estos son ejemplos de fuentes alimentarias de sabor picante suave:

  1. Ajo
  2. Mostaza
  3. Jengibre
  4. Rábano blanco y negro
  5. Cebolla
  6. Puerro
  7. Berros
  • Rabanitos
  • Nabo (daikon)
  • Cebollino
  • Rúcula
  • Cúrcuma
  • Curry

Curiosamente, la medicina tradicional china relaciona el otoño con el sabor picante que, como hemos dicho, activa la circulación de la sangre y mueve los efluvios hacia fuera, produciendo “expansión”. Y, sin embargo, hemos dicho que el otoño es un tiempo de “cierre”, donde la tendencia es que la energía, los fluidos y el calor se refugien en el interior.

¿Por qué? Porque, para que el “cierre” se produzca de una manera más lenta y equilibrada, necesitamos algo de picante. En el Nei Jing Sù Wèn se menciona que el sabor picante ayuda a un proceso de cierre paulatino, pero si abusamos de él o recurrimos a picantes extremos (cayena, wasabi, chile, etc) lo perjudicaremos. Es decir, si genero mucha apertura con el picante voy a impedir el cierre”.

EL SABOR ÁCIDO

También en el capítulo 22 del Nei Jing Sù Wèn leemos, respecto al sabor ácido y el pulmón: “El deseo del pulmón es contener, si está alterado deben emplearse alimentos ácidos para favorecer su función de contener; lo ácido le tonifica, lo picante lo seda”. Así pues, aquí es cuando el sabor ácido juega su papel, apoyando el cierre.

Será bueno introducir en otoño los sabores picante y ácido, junto con el sabor dulce (que está relacionado con todo el sistema digestivo, que aporta sustancia y nutrientes) como apoyo, porque aporta calor y éste es necesario para iniciar y nutrir todo proceso de cambio.

El sabor ácido (o agrio) dirige los efluvios hacia el interior. Las partes del cuerpo se encogen y se vuelven más densas. Los alimentos agrios nos armonizan en otoño, época que nos hace contraernos tal como hemos comentado antes.

Así mismo, el sabor ácido también actúa en el hígado contrarrestando los efectos de alimentos “pesados” (grasas de origen animal, harinas refinadas, lácteos, condimentos…) y funciona como un disolvente desdoblando las grasas y separando las proteínas. Así, ayuda a la digestión porque también disuelve minerales para ser absorbidos y puede ayudar a fortalecer unos pulmones debilitados.

FUENTES DE SABOR ÁCIDO

Buenas fuentes de sabor ácido son, por ejemplo, el limón, el vinagre de calidad, los pepinillos encurtidos o el chucrut, y también otros que combinan sabor ácido y dulce, como pueden ser las aceitunas, los azukis, las frambuesas y frutas como la mandarina, la manzana o la naranja.

Aprovechemos este otoño para prepararnos adecuadamente para el invierno. No malgastemos nuestros recursos, aprovechemos para practicar la introspección y cuidémonos. Recuerda siempre que cocinar es una forma de amar y, relacionado con esto, me despido con una frase que escuché hace poco y que me resonó mucho:

“Nadie se va a cuidar si no se ama”

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Un abrazo grande,

Ignacio.

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