EL COMPROMISO DE UN CAMBIO
En mi experiencia, es difícil hacer un cambio real a una dieta basada en alimentos ecológicos de origen vegetal (granos integrales, legumbres y derivados, verduras, frutas, algas, semillas y frutos secos), sin que se produzca un verdadero cambio en nuestra persona a todos los niveles. ¿Por qué?
El alimento nos define como individuos. Nos da desde que nacemos un sentido de pertenencia que apela a nuestras emociones más viscerales. ¿Quién no recuerda la «comida de mamá«? ¿y aquel plato que odiabas profundamente? ¿lo recuerdas?
El alimento va mucho más allá del hecho de nutrirse. Nuestro ser es un compendio de dimensiones, física, emocional, mental y, si me apuras, espiritual. Nuestros hábitos alimenticios están profundamente arraigados en nuestro ser. A menudo buscamos consuelo en la comida. Buscamos llenar un vacío, o por el contrario, expresar emociones como el resentimiento, la frustración o la ira. A menudo «nos castigamos» con nuestra forma de comer. Nuestros hábitos alimenticios ponen de relieve nuestras emociones de manera muy reveladora.
Todos estos apegos emocionales definen nuestra identidad. Se podría decir que nuestros hábitos nos definen y nos mantienen dentro de nuestra «zona de confort».
Por eso podemos decir que un cambio de dieta puede suponer un torpedo en la línea de flotación de nuestro ego, nuestra zona de confort, nuestra identidad, lo que «nos define».
Si no me crees, prueba a cambiar radicalmente ese desayuno dulce que tanto te gusta, y deja ese café sin el cual «no eres persona«. Todos/as sabemos que el azúcar, los refinados y las grasas trans no son saludables. La teoría está muy bien, pero ¿qué estamos dispuestos a hacer al respecto? ¿Hasta dónde llega el compromiso contigo mismo/a?
EL CAMBIO NECESARIO Y SUS CONSECUENCIAS
A menudo escucho «No hago la dieta al 100%». ¿Qué significa esto? Que, en realidad, no se está haciendo.
¿Debemos adoptar una dieta macrobiótica dando un salto al vacío y haciendo un cambio al «100%»? ¿Es mejor introducir los cambios en los alimentos poco a poco? En mi experiencia, los mejores resultados ocurren cuando se emprende un cambio grande y definitivo. A menudo he visto gente que “quiere cambiar alguna cosa” pero la presión social, familiar y los lógicos apegos y resistencias al cambio, dan al traste con la posibilidad de un gran cambio vital.
Eso es lo que yo llamo “cambiar alguna cosa para en realidad no cambiar nada”.
No me refiero a que sea absolutamente necesario cambiar radicalmente de un día para otro, pero en caso de querer experimentar un cambio real y profundo, debemos establecer una fecha, un día, una hora concreta, a partir de la cual adoptaremos los nuevos hábitos «al 100%». Puede haber un período de preparación, pero siempre pensando en un «horizonte temporal».
Tal como lo viví, comenzar un cambio rápido en la alimentación hace las cosas más fáciles, desarrollando el gusto por los nuevos sabores y dejando atrás los antiguos. También, para recuperar la salud, es importante eliminar sin más dilación aquello que nos intoxica irremediablemente: azúcar, productos procesados o refinados, lácteos, alcohol, tabaco y demás drogas, café, té y demás excitantes del sistema nervioso central.
LA «METAMORFOSIS»
Cuando empezamos una nueva dieta en pro de la salud vamos a experimentar algunos síntomas físicos y mentales inusuales que no deberán alarmarnos. Sólo indican que el cuerpo está respondiendo al cambio y está eliminando los excesos acumulados. Este es un proceso natural, significa que nuestros sistemas y tejidos se están regenerando por ellos mismos, limpiando los excesos acumulados durante años.
Este proceso de depuración no debería durar más de una semana o diez días (lo que tarda el plasma de la sangre en regenerarse), aunque algunos de estos síntomas pueden no erradicarse hasta después de varios meses después, cuando la calidad de nuestra sangre se ha renovado en su totalidad.
Obviamente, no tenemos por qué experimentar todos los siguientes cambios. Cada persona es un mundo y las posibles reacciones y su número, pueden variar mucho:
LOS POSIBLES CAMBIOS QUE PODEMOS EXPERIMENTAR
- Pérdida de peso rápida: al erradicar los dulces y grasas perderemos peso inevitablemente. La inflamación también se produce por uso de abonos químicos, pesticidas y aditivos industriales. Al elegir alimentos ecológicos podemos perder mucho volumen. Parece que nos «deshinchamos».
- Dolor de cabeza: Es posible esta reacción adversa al dejar de tomar café unos días. Podemos minimizar el malestar abandonando el hábito poco a poco, pero con un horizonte temporal concreto, cambiando el café por té verde. También puede haber dolores de cabeza aunque no tomes café.
- Estreñimiento o Diarrea: Los intestinos se están regulando y serán necesario unos días para que el tránsito intestinal se normalice.
- Gases: Es porque la microbiota intestinal está regenerándose. Hay que masticar bien para mejorar la digestión.
- Sudoración anormal y micción frecuente: Estamos favoreciendo la eliminación del exceso de líquidos. Puede que el sudor sea un poco más ácido pero esto no debería extenderse más allá de una semana.
- Descargas a través de la piel: La piel es una de las principales vías de eliminación. Puede haber ardor y picor, rojeces, lengua de color blanquecino. Esta es la forma por la que el cuerpo elimina el exceso de grasa de origen animal, lácteos curados, azúcar, especias, productos químicos y drogas. La piel es una vía de eliminación «secundaria» cuando hay mala función intestinal o el riñón o el hígado están saturados.
- Cansancio: Puede que al principio te sientas más cansado/a de lo habitual. Después tu vitalidad debería volver a la normalidad según el cuerpo se vaya adaptando.
- Irritabilidad: Los niveles de glucosa en sangre se tienen que ir adaptando y regulando, ya que estamos comiendo hidratos de carbono complejos de absorción lenta (granos integrales y verduras). Después de esta fase nos deberíamos sentir más tranquilos y serenos.
- Alteraciones de la menstruación: El cuerpo es muy sabio y es lógico que, ya que los órganos vitales necesitan regenerarse primero, el cuerpo les dedique «toda su energía» para recuperarse. Así, aquellas funciones «menos vitales» (p.ej. la reproducción) pueden verse «sacrificadas» durante un corto período.
- Desaparición de la libido: El apetito sexual puede verse mermado durante una o dos semanas pero no debe ser motivo de preocupación ya que es algo temporal y se recupera en seguida.
- Frío excesivo: El organismo está perdiendo grasa. Podrás estar especialmente sensible al frío, especialmente si se ha perdido mucho peso y el proceso de cambio tiene lugar en invierno.
- Antojos: Durante el período de transición es normal desear texturas, sabores, olores y otras características de lo que comías y bebías «antes». Es posible que eches de menos especialmente lo que disfrutabas en tu infancia. Esto es totalmente normal. Deberíamos dejar de lado la culpa, relajarnos e indagar qué es lo que nos causa este deseo. Es un reflejo del proceso natural de descarga. Según vamos mejorando, las toxinas y mucosidades en nuestra sangre y órganos van siendo eliminadas por las heces, orina, sudor, mucosidades y otras secreciones normales.
En caso de que persistieran los antojos durante mucho tiempo después, puede ser señal de que te estás pasando de salado o de dulce.
Escuchar los mensajes que nos envía nuestro cuerpo es muy importante, sobre todo en este periodo de cambio. Hemos de recordad que «todo lo que tiene cara, tiene reverso y que cuanto más grande es la cara, más grande es el reverso». Adoptar cambios que nos van a llevar a una relación más honesta, sencilla y amorosa con nosotros mismos, serán inevitablemente el comienzo de una nueva y maravillosa relación contigo mismo/a, los demás y la vida.
Todos/as estamos en un camino de responsabilidad, amor y compromiso con nosotros/as mismos/as, un camino que compensa grandemente.
Fuentes consultadas: Michio Kushi «The book of macrobiotics»