Una visión holística

Una visión holística

Cada vez resulta más evidente que nuestro fabuloso estilo moderno de vivir nos hace muy enfermizos. También estamos comenzando a comprender que la medicina técnica y química desarrollada para tratar nuestros problemas de salud no sólo suele ser ineficaz sino que también presenta muchos inconvenientes. A consecuencia de ello y nacido de nuestro descontento, ha surgido un contramovimiento, un movimiento sanador denominado libremente “integrismo” y “holismo”, el cual a su vez ha derivado en una “medicina holística” y una “salud holística”.

vision-holisticaUna visión holística del cuerpo humano reconoce que su función se ve afectada por muchos y diversos factores internos y externos tales como la comida, la bebida, ejercicio, las emociones, estrés, etc. Reconoce que los síntomas de enfermedad expresan un trastorno total del organismo. Todas las partes de nuestro cuerpo son componentes de un ser físico integrado que también existe en los planos social, emocional y espiritual. Las personas formamos parte de familias, tribus, sociedades. Por lo que se refiere a la enfermedad, una debilidad del corazón expresa una debilidad en los demás órganos; una infección en un dedo significa un problema de contaminación total; y la mejor nutrición y tonificación de todo el cuerpo conducirá automáticamente a la curación de muchos síntomas diferentes. Un criterio holístico también considera que los trasplantes de órganos pueden generar consecuencias raras e imprevistas, entre ellas la debilidad de órganos aparentemente no relacionados. Por ejemplo, al primer paciente al que el doctor Bernard Kornfeld le realizó un implante de corazón artificial le fue muy bien con su nuevo órgano, pero murió de neumonía. Según el punto de vista holístico, la extirpación de su corazón le produjo una debilidad sistémica general que se manifestó en la enfermedad mortal.

En general, la medicina occidental moderna se basa en la visión newtoniana mecanicista del universo. La mayoría de las veces trata al organismo como si fuera una máquina, reconociendo principalmente síntomas aislados, partes del cuerpo aisladas, personas aisladas. Una debilidad del corazón ha de tratarse con fármacos o cirugía, las infecciones se han de detener con antibióticos y una mejor nutrición significará control de peso. Con este criterio, los trasplantes de órganos parecen ser una forma perfectamente racional de tratar funcionamientos defectuosos, ya que es sólo el órgano el que se considera enfermo y se piensa que el resto del cuerpo funciona más o menos con normalidad. La neumonía antes citada, según este punto de vista, no tenía ninguna relación con la ausencia de su verdadero corazón.

Este criterio holístico no es nuevo. De hecho ha existido desde los albores de la historia. Incluso ahora es la filosofía predominante en todas las sociedades con excepción de la nuestra y a aquellas sobre las cuales hemos influido. Pero esto no es una crítica. El pensamiento occidental ha tomado una ruta a través del materialismo, ha dedicado los últimos tres o cuatro siglos a estudiar y analizar los componentes de la materia, y ha aprendido una enorme cantidad de detalles útiles y fascinantes acerca de ella. Así como el holismo puede no ser útil debido a una falta de atención en los detalles, de igual manera el materialismo corre el peligro de caer en la miopía, de que los árboles le impidan ver el bosque. Vivimos en una época en que las percepciones realistas del holismo pueden ser respaldadas y validadas por estudios científicos; a la inversa, los análisis científicos pueden ser validados por su aplicabilidad en el contexto de la experiencia cotidiana. Sin duda, ha llegado el momento de hacer una síntesis, de integrar, de sanar.

La verdadera curación comienza por el conocimiento, en primer lugar, de uno mismo, para saber cómo funcionamos. Con el conocimiento viene la responsabilidad. Somos la causa de nuestra enfermedad, por lo tanto podemos ser activamente responsables de nuestra propia curación. La verdadera curación no se limita a librarse de un dolor de cabeza; eso lo podemos hacer sencillamente con una aspirina. Significa descubrir, antes que nada, por qué tenemos ese dolor de cabeza, descubrir cómo hacerlo desaparecer sin causar daño a otra parte (la aspirina quita el dolor de cabeza pero daña el estómago, intercambio que tiene sus desventajas) y cómo evitar dolores de cabeza en el futuro.

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Fuente: Anne Marie Colbin – El Poder Curativo de los Alimentos